viernes, 23 de enero de 2009

CULTIVAR RATAS.

Por L. Conde



A propósito del artículo que abajo transcribo sobre cómo dejaron Gaza los colonos judíos, sus invernaderos intactos, una fuente de riqueza, y de cómo fueron destruidos inmediatamente por orden de Hamás, me viene a la memoria una historia que escuché sobre China. Que me disculpen los chinos porque no sé si es verdadera o si es una de esas "leyendas urbanas"; pero desde luego es tremendamente instructiva sobre la naturaleza humana cuando es corrupta, u obligada a corromperse.

Cuentan que durante la época de Mao. en una región agrícola, hubo una invasión de ratas que diezmaban la producción de cereales. El gobierno local pensó que para paliar la peste sería buena idea contar con la colaboración de los agricultores y ofreció una pequeña cantidad de dinero , "una subvención", por cada rata muerta que trajeran. El resultado fue estremecedor. Los agricultores dejaron de cultivar la tierra, vieron que era más productivo cultivar ratas y así lo hicieron.

Le encuentro alguna similitud con la política de Hamás. Y de cualquier otro grupo terrorista. La Unión Europea, entre otros, "subvenciona" estos regímenes.


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Artículo enviado por Dori Lustrón www.porisrael.org


¿Qué harías si un día te regalaran 3.200 invernaderos en pleno funcionamiento, con un total de 3,5 millones de m² cultivados?


Podrías producir frutas, verduras, plantas y flores. Podrías alimentar a tu familia, a tu ciudad y a tu país… Podrías vender tu producción en el mercado interno, ahorrar, desarrollarte. ..Podrías exportar al mundo, reinvertir, crecer.



ó... también podrías destruirlo todo.

En agosto de 2005, en vísperas de la retirada israelí de Gaza, un consorcio de filántropos enca­bezados por James Wolfensohn, el entonces presidente del Banco Mundial, se movilizó para comprar por 14 millones de dólares los invernaderos pertenecientes a los colonos israelíes. Se trataba de 3.200 invernaderos de última generación y equipados con la más alta tecnología, que producían para el mercado interno e Israel, y exportaban hortalizas, frutas exóticas y flores tem­praneras a Europa con un elevado valor agregado.


Muchos miles de palestinos traían a casa su sustento con holgura y honorabilidad. La idea de los donantes - todos judíos de EEUU - era entregar esos 3,5 millones de m² de inver­naderos a los palestinos, en un gesto de reconciliación y esperanza de cara a un futuro mejor.


Inmediatamente luego de que Israel se retirara de la Franja de Gaza hasta el límite internacio­nal, hordas de palestinos enardecidos azuzados por Hamás, saquearon y destruyeron los inver­naderos, llevándose mangueras de riego, bombas de agua y fundas plásticas de protección, has­ta reducirlos a escombros. La Autoridad Nacional Palestina no pudo evitar el vandalismo y la destrucción de la fuente de vida de miles de personas, en otro duro golpe a los esfuerzos por construir la Franja de Gaza y brindarle un horizonte de desarrollo y prosperidad.


Los invernaderos donados a los palestinos, cuyas fotografías antes y después veíamos arriba, son otra demostración de la bancarrota y la pobreza en que Hamás sumió, con intención y para su propio provecho, a la población civil de la Franja de Gaza.


Es hora de que los palestinos se liberen de Hamás.

3 comentarios:

MAR dijo...

Shalom: me he inspirado en estaentrada para hacer un comentario en mi blog. Las fotos te las he robado literalmente, si tienes algún inconveniente me lo dices y lo quito.
Un saludo

Anónimo dijo...

No es mal ejemplo el de las ratas pero no hay que irse tan lejos para saber qué sucede cuando la gente está más pendiente de subvenciones oficiales que de buscarse la vida por su cuenta. Sucedió en España con el famoso fraude del lino. Algunos agricultores descubrieron en el BOE que existían ayudas para el cultivo del lino, un cultivo ciertamente difícil y delicado. A pesar de ello y como por arte de magia en España se cuadruplicaron las superficies que se dedicaban a este cultivo. ¿La razón? La subvención se pagaba en razón del metro cultivado no en función de la producción... Poco importaba que aquellas tierras no produjeran nada mientras estuvieran dedicadas a algo totalmente improductivo. Como a España competía la vigilancia del correcto uso de las subvenciones (y no lo hizo) hubo que devolverlas. Ni que decir tiene que los agricultores españoles consiguieron que se revisara el sistema de concesión de este tipo de ayudas.

Im-Pulso dijo...

Lo de Hamás es aberrante, pero los "racionalistas" deberiamos no renunciar a eso, a la racionalidad, y no cometer errores como el de utilizar fósforo para destruir los arsenales que Hamás esconde en zonas altamente pobladas.
La guerra es la guerra, pero las barbaridades de los poseedores de la verdad que viven de la mentira no justifica prescindir de nuestros criterios.