Corre, vámonos de aquí. Tenemos que olvidar! .
Algo así es la última frase de una película sobre el Holocausto. Tenemos que olvidar!. Lo intentó, como todos. Recurrió al silencio. No hablar jamás de aquello. Como si no hubiera existido. “Rehacer la vida”, cómo?. Pero a veces se despertaba en la noche empapado en sudor. Ya había visto a más como él, algunos de repente se detenían en la calle y se ponían a gritar. Conocía ese grito. Era su mismo grito. También vio a una anciana que caminaba con el tic de golpear su vientre con el puño cerrado. No hacía falta preguntar. Entre ellos reconocían los síntomas. Él sabía que ella había sobrevivido a sus hijos y nietos. Y se golpeaba el vientre de donde habían salido. Él todavía podía controlar eso. Sólo las pesadillas nocturnas podían delatarlo. Por eso siempre dormía solo. Las mujeres se iban antes de que le empezaran a pesar los párpados. La noche era suya. No quería explicar a nadie el contenido de sus sueños. Cómo hacerlo?. Ni siquiera su hija podía sacarle una sola palabra. La miraba desde un pozo tan profundo que la niña sentía vértigo.
Pero una tarde alguien le llamó por su diminutivo familiar. Instintivamente giró la cabeza y reconoció a un vecino de la infancia. Era Hans. Su compañero del Conservatorio antes de que tuviera que abandonarlo por su condición de judío junto con los demás. Guardaba buen recuerdo de Hans que siguió visitándole en su casa hasta que un día dijo que no volvería más, que su padre no le dejaba, aún así fue una vez a escondidas. Tenían entonces 12 años.
Esa tarde, treinta años después, no sabían qué preguntarse. Hans quiso ser amable y recurrió a los viejos tiempos. Y hablaron de los profesores, de los compañeros de clase, de Joseph…
- Qué fue de Joseph?
La mejor voz, la más cristalina, el candidato para una beca en Viena, sería el mejor tenor dentro de unos años.
- Y Joseph? Lo has vuelto a ver?.
- No.
Los dos hombres se miraron por última vez. Se despidieron con un incómodo silencio.
Esa noche tomó más café del habitual. No quería dormir. Joseph .Sus compañeros de clase, sus vecinos. Las familias de todos ellos. La de él. Ya ni siquiera le dolía. Era otra cosa. Sin nombre.
Joseph, 13 años, rubio, flaco, le gustaban las cantatas de Bach mucho más que cantar en la sinagoga. Su padre quería que fuera Hazzan, pero él quería asombrar al mundo sobre el escenario de La Fenice, de La Scala...
Luego se hizo de noche.
Al cabo de unos meses lo encontró en el mismo barracón,
- Joseph!.
No le respondió.
- Joseph, soy yo!.
- No te va a contestar, le cortaron las cuerdas vocales.
Un día no regresó al barracón. Jamás volvió a verlo. Nadie preguntó.
Corre, vámonos, tenemos que olvidar!.
Cómo?
"Farewell Krakow" Canción en Yiddish de Mordejai Gebirtig, interpretada por Bente Kahan
Kinderyorn, size kinderyorn
Eybik blaybt ir vakh in mayn zikorn;
Ven ikh trakht fun ayer tzayt,
Vert mir azoy bang un layd.
Oy, vi shnel bin ikh shoyn alt gevorn.
2.
Nokh shteyt mir dos shtibl far di oygn,
Vu ikh bin geboyrn oygetzoygn
Oykh mayn vigl ze ikh dort,
Shteyt nokh oyf dem zelbn ort -
Vi a kholem is doz altz forfloygn.
3.
Nokh ze ikh dikh, Feygele, du sheyne,
Nokh kush ikh di royte beklekh dayne,
Dayne oygn ful mit kheyn,
Dringen in mayn hartz arayn,
Kh'hob gemeynt, du vest amol zayn mayne.
4.
Kinderyorn, kh'hob aykh ongevoyrn.
Mayn getraye mamen oykh farloyrn,
Fun der shtub nishto keyn flek,
Feygele iz oykh avek,
Oy vi shnel bin ikh shoyn alt gevorn.
TRADUCCION AL INGLÉS
1.
Years of childhood, forever you will remain with me.
Whenever I think of those years, I grow sad -
How quickly did I become old!
2.
There stands the little houes where I was born, where I
played as a child.
There remains my cradle in which I slept.
All that is gone like a dream.
3.
I can still see the pretty Feyegele.
I kissed her on her red cheeks,
and her eyes drew my heart to her.
I dreamt you would be mine.
4.
Years of childhood, you are long gone.
My dear mother is gone for ever.
Feygele is no more, the house is gone long ago.
How quickly have I grown old!
1 comentario:
Un dos post máis conmovedores sobre o día da Shoáh que teño lido. Magnífico de verdade. E a música xa é definitiva. Grazas Luísa.
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