domingo, 22 de marzo de 2009

CADA JUDIO VIVO ES UN MILAGRO, ORNA


Esta semana hice un viaje por Castilla-León. El pasado viernes me disponía a celebrar Kabalat Shabat en soledad. A mediodía me encontraba en un pueblo que se me antojaba inhóspito, de esos en los que los judíos aún percibimos el olor de las hogueras de la Inquisición en la Plaza Mayor. A pesar de ello era un lugar apacible. Entré en el restaurante que está en la misma plaza. Una casa antigua, luminosa, con alcobas ciegas, y una mujer vestida de blanco que ofrece el menú como quien ofrece consuelo para el alma. Una comida casera, reparadora. Pero un anillo con una inscripción en hebreo fue el detonante. Ella sabía que era hebreo y lo entendía. Aní leDodí veDodí lí. Apenas hizo falta hablar, decir Shalom y ya está todo explicado. Añoraba su estancia en Tel-Aviv y cuando mencionaba Israel se llevaba la palma de su mano al corazón como si lo acariciara con las yemas de los dedos. A veces llegaban comensales que hablaban de "esos judíos" y ella prefería no servir a esa mesa donde insultaban a su pueblo haciendo gala de una ignorancia tan extendida aquí. Pide entonces que los atienda otro, porque a ella le duele. Y calla. Así vive su exilio. Es un milagro verla ahí, judía ella, sola entre católicos, bellísima, Eshet Jayil, sobreviviendo a las llamas de la Historia.

Al caer la noche encendí las velas del Shabat en el hotel donde me alojé. Unas calles más arriba estaría ella haciendo lo mismo, repitiendo las mismas palabras, Baruj Atá Adonai, Eloheinu Melej HaOlam....

Shabat Shalom, Orna, cada judío vivo es un milagro.

2 comentarios:

gianna dijo...

"ella preferia no servir en la mesa donde se insultaba a su pueblo..." me parece patetico que pasen estas cosas hoy en dia....saludos

Anónimo dijo...

En esta España nuestra lo raro es que no suceda. Si la gente quisiera razonar no pasaba nada pero ¿cómo hacerlo en una sociedad con tantos prejuicios y pacifista a ultranza como la española?