viernes, 27 de febrero de 2009

PARASHÁ TERUMÁ (Y el Eterno habló a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel para que separen para Mí una ofrenda….). Éxodo XXV:1 – XXVII:19.


Correspondiente al Shabat 4 Adar 5769 – 28 febrero 2009

Por L. Conde


Diseñar el alma


El mejor arquitecto dio la idea. Llevadme con vosotros, entre vosotros, pero sobre todo dentro de vosotros. Haced que sea transportable porque sois nómadas y allá donde vayáis, yo con vosotros. Tenemos un pacto recíproco, no lo olvidéis. No lo olvido. Sucede como el Shabat: más que los judíos guardaban el Arca, era el Arca la que guardaba a los judíos. Y al Arca la llamaron:


  • Arón HaShem (Arca de Dios)
  • Arón HaBrit (Arca de la Alianza)
  • Arón HaEdut (Arca del Testimonio)
  • Arón HaKodesh (Arca Sagrada)
  • Arón Oz (Arca de la Fuerza)


Y la hicieron según el diseño ordenado. Un lugar donde guardar la palabra, la Ley. Guardianes de la palabra. Protectores del pensamiento. Más bien defensores. Pero de un pensamiento sin dogmas, amplio, que invita a la reflexión, a la dialéctica.


Me gusta lo que dijo el historiador y periodista Thomas B. Macaulay en 1833 en un debate en la Cámara de los Comunes Británica sobre si los judíos debían ser eximidos por ley de sus desventajas legales y políticas:


“En la infancia de la civilización; cuando nuestra isla era salvaje como la Nueva Guinea; cuando las letras y las artes eran todavía desconocidas en Atenas; cuando apenas una choza techada estaba erecta en lo que vino a ser Roma, ése pueblo (condenado) tenía sus ciudades amuralladas y palacios de cedro y un Templo espléndido...tenían escuelas de estudios sagrados; tenían grandes estadistas y soldados; tenían filósofos naturales; historiadores y poetas."


Esa referencia al Templo de los Judíos, así como a las escuelas de estudios sagrados y filósofos naturales sugiere que la civilización de la Israel antigua no guardaba dicotomía entre la religión y la ciencia, (filosofía natural) lo que ha llevado al Judaísmo ser llamada la religión de la razón.


Religión y Razón


Parece un contrasentido: religión y razón. Y sin embargo el término religión ('dat' en Hebreo) es el obstáculo más grande para comprender el Judaísmo. La palabra misma no aparece en la Biblia Hebrea, a excepción del libro de Esther, y ahí significa Ley o Decreto. Aunque la Torá tiene ciertos aspectos de religión (el 'Mishkán,' Tabernáculo, carpa de la congregación), el concepto no puede captar la profunda exaltación intelectual de la Torá, que incluye, aparte de Ética; cosmología; astronomía; zoología; anatomía; medicina; higiene; pureza familiar; economía, gobernación; asuntos civiles y legales de criminalidad, en los cuales los Judíos han sido los profesores de la humanidad. En una palabra, su cualidad ha sido siempre el llevar al hombre a razonar.


Tenemos la costumbre milenaria de leer la Torá completa cada año de nuestra vida, año tras año. También es la Torá la que nos perpetúa en la tierra contra todo pronóstico. En nuestros XXXIII siglos de existencia observamos lo efímero de otros pueblos.


Porque como dijo Jean-Paul Sartre: "Yo no puedo juzgar al pueblo Judío según las reglas aceptables de la historia humana. El pueblo Judío es algo más allá del tiempo."


Además, con los múltiples cambios de ambiente, climas, costumbres, vecinos y opresores humanos, tenemos la experiencia más vasta en relaciones humanas que cualquier otro pueblo.


Y amor


Una vez escuché decir a un hombre enamorado la manera de sobrellevar la desgarradora ausencia de su amada: “Hundiré mi rostro en el libro, día y noche, yom valaila, pasarán años tal vez, mi pelo se volverá cano. Y cuando levante la mirada del libro sé que ahí estará ella”. Lejá lejá Dodí, Likrat likrat kalá. A veces sucede que yo también hundo mi rostro en el Libro y me envuelve la noche sin darme cuenta y cuando alzo la mirada descubro más radiante el alma.


Shalom.

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