Una fábula que recibí desde Israel aplicable a varias realidades. Elijan la que más les guste.
Hace tiempo me compré un comedero para pájaros. Lo colgué en el porche de mi jardín y lo llené de granos y semillas. Era en verdad un bonito comedero y era un espectáculo ver a los pajaritos de cerca.
Al cabo de una semana eran ya centenares los pájaros que se aprovechaban del aprovisionamiento constante de comida gratuita y disponible sin ninguna dificultad.
Luego los pájaros empezaron a hacer sus nidos bajo el porche, en la parra, cerca de la barbacoa, e incluso sobre la mesa.
A continuación vino la caca. Estaba por todas partes.Sobre las baldosas del porche, sobre las sillas, sobre la mesa... ֲ¡en todo!
Después algunos pájaros empezaron a ser agresivos. Se lanzaban sobre mí e intentaban picotearme a pesar de ser yo quien les alimentaba pagando de mi bolsillo, Se apalancaban sobre el comedero piando y trinando a todas horas, noche y día, para recordarme que rellenara el comedero si la comida escaseaba.
Al cabo de cierto tiempo no conseguía ni siquiera poder sentarme en mi propio porche, Por lo que decidí quitar el bonito comedero y en tres días los pájaros desaparecieron de mi jardín.
Hice limpieza y puse todo en orden, eliminando incluso todos los nidos del porche.
Muy pronto mi porche volvió a ser aquello que siempre había sido: un lugar tranquilo y sereno, sin ningún alborotador reclamando "el derecho a comida gratis".
Ahora, reflexionemos. Vean este vídeo.
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