martes, 4 de marzo de 2008

CUANDO DOS JUDIOS SE ENCUENTRAN EN GALICIA

Por L. Conde


Hay días mágicos, como cuando éramos niños y nos sorprendía un regalo inesperado y nuestros padres nos decían que lo habían dejado para nosotros un hada o el Capìtán Trueno. Y les creíamos. Y era verdad.


Esta mañana un hombre salía de su trabajo. Llevaba en la mano unos folletos del restaurante de un amigo suyo. Restaurante SEFARDÏ. Un imán. Una mujer le siguió con la mirada fija en esa palabra. Cuando estuvo más cerca pudo ver que por su muñeca asomaba una Estrella de David. La mujer lo abordó con los ojos llenos de lágrimas. No hicieron falta palabras. Dos judíos se habían reconocido. Shalom.


Sucede que la mujer vino con su familia desde un país lejano a vivir a Coruña. El pasado año falleció su padre al que no pudo enterrar según nuestras tradiciones. Ella no sabía que aquí había judíos. Casi nadie lo sabe aún. Así que lloró en soledad. Al hombre le conmovió su historia. Me telefoneó para contármela. Y a mí me emocionó la escena de ese hombre grande y recio y esa mujer menuda y sola que se reconocen en ellos mismos sin haberse visto jamás, pero supieron percibirse en signos que para nosotros evocan toda nuestra historia en común.


Bienhallada. Seas quién seas. Eres judía. No necesito saber más. Shalom.

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