Correspondiente al Shabat 5 Tamuz 5769 - 27 Junio 2009
Por L. Conde
GOLPE DE ESTADO
A veces el ansia de poder se maquilla con razones nobles. Moisés demostró ser un buen líder, era un hombre íntegro, de fíar, no se enriqueció con el cargo, no lo consideraba ni una carga ni un privilegio, sino un servicio desinteresado a su pueblo. Todo esto era así, pero algo empieza a fraguarse en el corazón de Koraj, algo tan actual como la envidia, el “qué tiene él que no tenga yo”. Pero cómo podría ser sincero Koraj con sus pretensiones. Lo hubieran insultado por indeseable. Necesitaba buscar razones ajenas a sus verdaderos motivos que convencieran a algunos. Y siempre se encuentran. En eso consiste la demagogia.
Les voy a contar una historia a la que asistí en primera persona. Corrían los primeros años 70. El salario se pagaba con un sobre en efectivo. Un banco dijo que sería mejor que cada trabajador abriera una cuenta corriente para ingresar la paga. Y se convocó una reunión de trabajadores (todavía estaban prohibidos los sindicatos y sólo existía el Sindicato Único). Fueron tomando la palabra los diferentes líderes que todos sabíamos que pertenecían secretamente a CC.OO., a la UGT, a la CNT, a USO (sindicatos en la clandestinidad). Todos estaban en contra de abrir cuenta alguna en ningún banco para que ingresar la nómina. Alegaban imperialismo, capitalismo, manipulación…. He de advertir que todos los líderes eran varones en aquel momento. Decir también que una mujer en aquel entonces necesitaba la autorización del marido o del padre para abrir una cuenta corriente. La asamblea de trabajadores aplaudía según sus tendencias. Cuando acabó su arenga uno de los líderes se sentó a mi lado e hizo la siguiente confidencia a su compañero como la cosa más natural del mundo: “No te fastidia, si nos hacen cobrar por el banco nuestras mujeres se van a enterar de lo que ganamos realmente”. Tanta demagogia por parte de los líderes sindicales, tanto amenazar con los demonios de la manipulación, peleles en manos capitalistas, etc. Para que al final todo se redujera a que la esposa no se enterara de lo que ganaba el marido para así poder darle sólo una parte del salario y allá se apañara ella para sacar adelante a los hijos, la casa y al propio marido.
Pues Koraj igual. Por qué yo no puedo ser el jefe. Y convenció a muchos en contra de Moisés. Intentó minar su prestigio con argumentos impecables desde el punto de vista jurídico, pero no siempre lo legal es moral.
La codicia personal descalifica a cualquier líder.
O EL RELEVO GENERACIONAL
Otra visión distinta de la rebelión de Koraj puede ser un relevo generacional. Aunque Moisés fuera un buen lider, de intachable moralidad, podría cuestionarse en base a qué criterio asumió ese papel. Efectivamente debería de haber más hombres justos que pudieran realizarlo de modo similar, de hecho hasta el propio Moisés se rodeó de una asamblea de representantes de cada tribu (una especie de Parlamento). No es de extrañar que las generaciones nuevas cuestionen a las anteriores, es su deber, la manera de avanzar de la Humanidad. Quizás dando palos de ciego en algún momento, pero salvo periodos de lamentable estancamiento y retroceso, se ha avanzado mucho en derechos humanos que hace apenas unos años eran impensables (en deberes no hemos avanzado tanto). Koraj se pregunta, y con razón a la vista de los tiempos actuales, porqué el lider no puede ser fruto de una elección del pueblo.
Koraj insinúa que para ser lider no basta con pertenecer a una determinada familia, incluso eso sería irrelevante, lo importante en el liderazgo es demostrar la idoneidad, la valía personal, la honradez, por supuesto. No siempre se requiere al mejor para el puesto, sino al más adecuado para la situación.
Tal vez Koraj fue un adelantado a su tiempo. Entre las dos opciones, golpe de estado o relevo generacional, me quedo con la segunda. Le sucedió lo que a algunos, que saben que tienen razón pero fallan en la exposición de sus argumentos y en la estrategia a seguir. Posiblemente a Koraj le faltó una visión más elevada del mundo. Un líder debe al menos intentar trascender, tener su horizonte más allá de lo humano, como dice Martín Buber: “para que el hombre se humanice".
Shalom.