Por L. Conde
El pasado 8 de mayo escribí sobre el “Conflicto árabe-israelí: el BNG, Gómez Valadés y Bertold Brecht” una vez publicado en el blog lamenté haber sido tan comedida porque mi hígado y mi razón me pedían ser más rotunda. Pero al cabo de dos días recibí un comentario anónimo que no puedo dejar de transcribirlo porque me confortó de tal manera que no puedo dejarlo ahí, sin más. Éste es:
Anónimo dijo...Publicar entrada
Grazas polas túas letras, fai un tempo que sinto o que escribes e hoxe antes de atoparme contigo chamei para preguntar como darme de baixa na militancia do BNG. Vivín durante 25 anos no Pais Vasco, nunca calei e agora levo un tempo "calada", fai moito tempo me fixen unha promesa que era a de non colaborar en ningún grado con calquera cousa que apoiara a ETA, o silencio que tiven despois de descubrir os pensamentos dos cachorros do BNG fixo que dalgún xeito colaborara. Decir que me estafaron a alma, que me enganaron e pouco para saber como me sinto pero xa retomei forzas do fiasco que levei. Son unha militante de base, pero esto xa esta a piques de rematar. Grazas de novo por facerme ver que aínda hai persoas que pensan e sinten coma mín. Son galega amo o meu país, a miña cultura a miña tradición pero non creo que valga a pena unha ideoloxía que estea a favor de que se derrame unha soa gota do sangue, dende este intre xa non merece a pena, é unha vágoa. pos as túas ESPERANZAS nunhas persoas, pensas que loitas polo ben de todos e atopaste cá utilización e os enganos. Creo na igualdade de todos e que non hai uns millores ca outros só temos aquelo que nos diferencia e eso é o que temos que aproveitar, aprender para millorar as nosas deficiencias, pero ademais temos aquelo que nos fai iguales que é ser persoas o respeto pola diferencia e por aquelo que nos fai ser iguais, a vida o dereito a vivir e a ser libres dentro do respeto. Falan de democracia e cando dis algo que non vai polo rego que eles queren rematou a liberdade que pensaba que tiñas, a liberdade de pensar, de falar e de facer.
Seas quien seas, gracias. Gracias porque me hace ver que el poder de la palabra es un arma eficaz. No lo digo por mí que simplemente intento plantar semillas que sólo germinan en tierra fértil y en las tierras yermas sé que no crecerán jamás. Lo digo por ti, porque tu respuesta es como el mejor de los ejércitos. Un David contra Goliat. Y tú, que eres David, traerás a otros y ésos a otros más… y quién sabe si al final haremos que Einsten se trague su frase de “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Tú que no delegas tu ética en nadie, una persona al fin que dice Basta. Alguien más? No importa que te quedes sola porque, sabes? No lo estás. Seas judía o no, qué más da. No se trata de eso. Se trata de que tú comprendes que la Humanidad es Una, como el Universo, que todos estamos formados por la misma materia, que lo que nos sucede a unos afecta también a los otros. Que sabes que si las cosas siguen así, un día vendrán también a por ti, a por los tuyos. Pero la diferencia entre tú y los otros es que tú sabes que los tuyos son TODOS. Incluso esos que niegan la evidencia. Cómo justificarán sus argumentos ante sus hijos, sus nietos?. Cómo serán recordados?. Y sin embargo, sé bien que a “esos” también los protegerías con tu vida. Israel permite que dentro del país se pueda hablar como ellos, porque es una democracia, y a ellos, los que piensan que Israel debe desaparecer mientras se benefician de su ciudadanía israelí, Israel también los defiende.
Déjame que te cuente una anécdota que habla de lo difícil que es ser judío aquí, en Galicia, sí, en Galicia. Mientras te mueves en relaciones superficiales todo va bien, mira, ése es judío, bueno, qué más da, hasta puede resultar exótico porque sólo es 1, espera a que sean 1000, entonces ya sería un problema. Pero fíjate que aquí, donde “no hay judíos”, la población es antisemita, cómo sería si fuéramos pongamos 10.000. Esto es lo que le sucedió el pasado fin de semana a una judía en un restaurante de aquí:
Su novio sabe que es judía pero no participó de ese “pequeño detalle” a su familia, él pensaba que no sería relevante. Ese día él quedó para comer con su hermano y la esposa…. Y llevó a su novia judía. Después de los saludos cordiales la conversación derivó hacia los viajes, y de los viajes a los países de Oriente Medio, de ahí a Israel hay un paso tentador. Lo que la novia judía escuchó de labios de sus futuros cuñados no le dejó dudas, no sólo era lo qué decían, si no cómo lo decían, con qué ferocidad hablaban de los malvados judíos, de los pobres palestinos, de la gran labor de Hamás, para decir a continuación que ese problema les traía sin cuidado, aunque para traerles sin cuidado habían tomado partido apasionado por un bando ignorando absolutamente todo sobre el otro, y lo más terrible, sin tener intención de saber.
La novia judía tenía un nudo en el estómago. Estaban difamando, ofendiendo a su país, a su gente, a ella, a su familia. Acertó a decir que los prejuicios son fruto siempre de la ignorancia. Inútil. No les interesaba. La futura cuñada arreció más su diatriba contra Israel. Pensó que quizás sería diferente si dijera que ella era judía. Miró a su novio y comprendió que no era el momento de revelaciones. Por un instante ella pensó en abandonar la mesa pero eso causaría una situación incómoda para todos. El resto de la comida disimuló sus sentimientos lo mejor que pudo. Pero una fractura se había producido. Sabe que la relación con la familia de su novio no podrá ser nunca cómoda sabiendo como piensan y sienten. Cómo reaccionarán cuando sepan que es judía. Qué repercusiones tendrá en la relación entre los hermanos. Qué hace que dos personas educadas en el mismo entorno, ambiente, ideología, dos hermanos, tengan tan diferente visión del mundo. Quiero decir que está bien discrepar, discutir y entablar ejercicios de dialéctica, pero lo que vio la novia judía no era eso. Era lo más parecido al fanatismo. Universitarios y fanáticos: qué mezcla tan peligrosa. Me confesó su decepción y preocupación también. Me dijo que la próxima vez les daría a saber su condición judía. Y que sea lo que tenga que ser. Porque ella, al igual que tú, no puede renunciar a su alma. No quiere. Sabe que al final es lo único que tiene.
Otro “pequeño detalle”: la novia judía “también es gallega"